domingo, 26 de agosto de 2012

Panacea - Diosa de la Salud


Panacea, “la que cura todo”, es una de las divinas hijas de la Diosa madre Rea Coronis, en su santuario pelasgo de Titana. Otra de sus hijas era Higeia, “la Salud”. Aún hoy, ambas diosas son invocadas en el juramento Hipocrático. Es posible que ellas hayan sido personificaciones de los pechos de la Gran Diosa Madre, fuentes de la leche de la bondad y del bálsamo de la curación.
Según los egipcios, el remedio para casi todos los males era la “leche de una mujer recién parida, ése es el dulce perfume”, que puede expulsar a los demonios de la enfermedad. Panacea e Higeia eran comparables a las egipcias Buto y Neckhbet, las Dos Señoras, cuya leche concedía la divinidad a los faraones y la salud a todo el pueblo. Buto era la misma Diosa madre conocida como Latona, Lada, Leto o Leda, la babilónica Allatu, y la árabe Al-Lat (más tarde transformada en Allá). Los etruscos la llamaban Lat, madre de Latium y dadora de la leche lunar. Latópolis (ciudad de la leche), fue el nombre que los griegos dieron al templo oracular de Buto en el antiguo Egipto.
En la Europa medieval se continuó creyendo en las virtudes curativas de la leche materna. Se decía que las madres podían curar el mal de ojos de sus hijos vertiendo en ellos unas gotas de su leche. Los doctores solían recomendar a los enfermos que bebieran leche materna.
Irónicamente, uno de los últimos creyentes supersticiosos de Panacea fue el papa Inocencio VIII, autor de la infame bula Summis Desiderantes, que sentó las bases legales para la persecución de las brujas y fue la causa de la tortura y muerte de millones de mujeres. En su última enfermedad, el papa Inocencio trató de postergar su muerte alimentándose de leche materna. La magia no funcionó. Falleció.
Barbara Walker-

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